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Blog de Javier Memba

El insolidario

El cine de un tiempo vano

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            A mi juicio, el culto al deporte al que asistimos, la proliferación de las tiendas de ropa y la exaltación de ciertas películas sin más mérito que su espectacularidad -que para colmo, al no ser más que a una exhibición de efectos especiales ya es en sí misma bastante dudosa-, obedecen a un mismo asunto: la levedad de nuestros días.

            El nuestro es un tiempo vano como ningún otro de los que he vivido. Más incluso que los años 80, cuando la frivolidad y la superficialidad eran ley. Porque entonces se alardeaba de ellas por cinismo, como lícito rechazo a la gravedad de los 70. Mas ahora, esas banalidades, son la pura verdad. No hay más gloria que la del fútbol -que ya hace enloquecer hasta las mujeres-, ir vestidos a la moda y ver películas fáciles, donde no haya más que espectáculo -léase "nada que entender"-. Si las cintas son robadas, mejor que mejor. Porque el expolio de la cultura, a veces con argumentos tan peregrinos como que es patrimonio de todos, es otro de los signos de nuestro tiempo.

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Publicado el 6 de agosto de 2014 a las 15:00.

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H. R. Giger, fallece un artista tenebroso

Archivado en: Inéditos cine, H. R. Giger

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            Hace más de treinta años, cuando descubrimos magnetizados los carteles que anunciaban Alien, el octavo pasajero (1979) en el madrileño -y por supuesto desaparecido- Real Cinema, creímos que lo que allí se anunciaba era un concierto de Emerson, Lake and Palmer. Si confundimos la cinta de Ridley Scott con una actuación del trío señero del rock sinfónico fue debido a Hans Ruedi Giger.

            En efecto, este artista suizo fue el ilustrador de la carpeta del Brand Salad Surgery (1973) -lo mejor, dicho sea de paso, de aquel álbum de la llamada escuela de Canterbury del rock sinfónico- y también el creador de la abominación que habría de enseñorearse de la Nostromo. De ahí que, en nuestro aún desordenado pensamiento, asociáramos las dos ilustraciones. Sobre ambas gravitaban las deidades de H. P. Lovecraft. Pero en el bicho de Alien, también estaba impreso el profundo dolor que abrumó al artista suizo tras el suicidio de la actriz Li Tobler, su compañera sentimental desde 1966 hasta que ella se descerrajó el romántico pistoletazo en 1975.

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Publicado el 14 de mayo de 2014 a las 12:45.

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Balzac en la Nouvelle Vague

Archivado en: Inéditos cine, Balzac en la Nouvelle Vague

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            Las lecturas de William Faulkner a las que alude Patricia Franchini (Jean Seberg) en Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960), la estrecha colaboración de Alain Resnais con Marguerite Duras y Alain Robbe-Grillet o la labor del gran Chris Marker dentro de Editions du Seuil... Entre otras muchas cosas, admiro tanto el cine de la Nouvelle Vague, en bloque, porque, grosso modo, es el más literario que la historia registra.

            Tanto afán de libro en la generación que inauguró el cine moderno, acaso tuviera su máxima expresión en la adaptación de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury llevada a cabo por el gran Truffaut en 1966, donde unos juramentados para salvarlos de la quema se aprenden de memoria su texto favorito y así legarlo a la posteridad. Basta con echar un vistazo a la entrada anterior de esta bitácora para darse cuenta de la estimación que siento por Bradbury, uno de los grandes de la literatura fantástica del amado siglo XX. Sin embargo, de entre todas las citas bibliográficas de la Nouvelle Vague, me quedo con las referidas a la obra del novelista más grande de la centuria decimonónica, el suprarrealista por antonomasia, mi venerado Honoré de Balzac.

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Publicado el 29 de marzo de 2014 a las 09:00.

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El amor en el cine de Zhang Yimou

Archivado en: Inéditos cine, sobre el amor en el cine de Zhang Yimou, cine asiático

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            Reza el adagio que rectificar es de sabios. Sabio, desde luego, yo no soy. Como mucho, aprendiz de brujo. Pero vengo a rectificar aquí un apunte de esta misma bitácora, fechado el pasado siete de diciembre, referente a las primeras cintas de Zhang Yimou.

            Era un asiento dedicado a la occidentalización del cine asiático y escribí: "ya entonces, cuando aún se le distribuía en los circuitos de versión original, Zhang Yimou apuntaba maneras de ese realizador de coreografías de artes marciales para las megaplex que acabaría siendo". En las últimas semanas he tenido oportunidad de seguir el ciclo que la bienamada Filmoteca -alabado sea su nombre- ha dedicado a este gran cineasta chino y he podido comprobar cuán desdibujado estaba mi recuerdo del despuntar de su obra.

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Publicado el 23 de febrero de 2014 a las 00:15.

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Los tres paradigmas de Syd Field

Archivado en: Inéditos cine, sobre Syd Field

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            Los consejos de Syd Field fueron determinantes para la producción de títulos como American Graffiti (George Lucas, 1973) o Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). También enriquecieron los libretos de La misión (Roland Joffé, 1986), Cuando un hombre ama a una mujer (Luis Mandoki, 1994) o Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001), entre otras destacadas películas de las cuatro últimas décadas. Sin embargo, los grandes éxitos de este guionista fallecido el pasado mes de noviembre en su casa de Beverly Hills de una anemia hemolítica fueron sus volúmenes sobre la redacción del libreto cinematográfico. Títulos como El libro del guión (1979), El manual del guionista (1984) o Cómo mejorar un guión (2001), son al día de hoy libros de texto en las universidades y escuelas de cine del mundo entero. Así las cosas, cabe decir que Field sentó cátedra en lo que a la escritura para la pantalla se refiere.

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Publicado el 10 de enero de 2014 a las 09:45.

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La ocidentalización del cine asiático

Archivado en: Inéditos cine, sobre la occidentalización del cine japonés, cine asiático

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            Aún me recuerdo hace cincuenta años, contándole a mi abuela la película que mi madre me acababa de llevar a ver. No mucho después, ya mostraba cierta propensión a quedarme con los títulos de las cintas y los nombres de sus autores e intérpretes.

            Ahora bien, creo que cinéfilo empecé a serlo al comenzar a ver los filmes que me conmueven cuantas veces sean menester. Esto es algo que jamás hace un mero espectador, quien raramente vuelve sobre un título por mucho que le haya gustado. Sin embargo, esas ansias de saber cuanto a la realización de las películas que me calaban concernía, no tardaron en exigirme varios visionados.

            Obedeciendo a ese mismo afán de estudio en profundidad del filme, hace ahora cuarenta años descubrí la literatura cinematográfica en El cine, una enciclopedia en fascículos dirigida por Luis Gasca y publicada por Buru Lan, que adquirí semana a semana en Gardevisa, una papelería que había en los números posteriores de la calle de Illescas. Aún conservo esos ocho tomos y su diccionario de actores como una de las principales joyas de mi tesoro bibliográfico.

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Publicado el 7 de diciembre de 2013 a las 18:30.

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Dos cintas de Mur Oti y un apunte acerca de la moralidad de los travelíns según Godard

Archivado en: Inéditos cine, Nouvelle Vague, Dos cintas de Mur Oti y un apunte acerca de la moralidad de los travelíns según Godard

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            Supe del famoso travelín de Cielo negro (1951) en los albores de mi cinefilia. Ya entonces me llamó la atención que, mediante este procedimiento, Manuel Mur Oti siguiera a Susana Canales -su Emilia en aquella película- desde el Viaducto hasta San Francisco el Grande. Siendo ese tramo de la calle Bailén uno de los lugares del mundo que más aprecio, y estando ya convencido de aquella sentencia del gran Godard que reza que todo travelín es una cuestión moral -porque es una responsabilidad ética del cineasta decidir qué ve y cómo lo ve el espectador-, ya entonces me llamó la atención que el travelín más famoso del cine español -y como el de Truffaut por la playa de Los cuatrocientos golpes (1959) siguiendo a Antoine Doinel (Jean-Pierre Leaud), estudiado en las escuelas de cine del extranjero- discurriera por una de las zonas de Madrid que me son más queridas.

            Pero el melodrama no es un género para cuando se tienen veinte años por muy aprendiz de cinéfilo que se sea. A esa edad apenas se sabe de la alternancia entre las sonrisas y las lágrimas que son la base del género y que, con tanto acierto, nos señala el profesor Echo (Lon Chaney) de El trío fantástico (Tod Browning, 1925) como la esencia misma de la vida. Cuando se tienen pocos años -o poca experiencia cinéfila- sólo interesan las películas resueltas con diligencia. Se exige concreción y rapidez a los argumentos. Al menos, yo así lo hacía.

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Publicado el 22 de octubre de 2013 a las 15:45.

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El cine "steampunk"

Archivado en: Inéditos cine, "El cine "steampunk"

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            Mi primer contacto con el cine steampunk fue el coche de Caractacus Potts (Dick Van Dyke) en Chitty Chitty Bang Bang (Ken Hughes, 1968). Gocé tanto viendo volar y navegar la invención de Potts; gocé tanto en mi dichosa infancia de aquella película, desde su primera hasta su última secuencia, que ésa ha de ser la causa de que el steampunk sea mi favorito frente al dieselpunk el tesalpunk y el resto de los retrofuturismos que asoman a la ciencia ficción de nuestros días.

            Todos los inventos del inefable Potts, y algunos de los artilugios exhibidos por los agentes del barón Bomburst (Gert Fröbe) en aquella entrañable cinta, pueden incluirse entre la utilería del steampunk canónico. Pero en aquel remoto visionado -y diría que casi único- de Chitty Chitty Bang Bang, yo sólo atendía al miedo que me causaba el esbirro de la baronesa Bomburst (Anna Quayle) puesto a raptar a todos los niños que tenían la desdicha de nacer en sus dominios, donde, a consecuencia de la esterilidad de esta dama, estaba prohibida la infancia.

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Publicado el 2 de julio de 2013 a las 12:30.

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Amor y muerte en el cine del gran Zulawski

Archivado en: Inéditos cine, "Amor y muerte en el cine del gran Zulawski", cine polaco

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            A veces me despierto pensando en sitios a los que nunca he de volver. Verbigracia, el puerto de Denia en las madrugadas del tres de agosto, después de conducir durante toda la noche, esperando para coger el barco que habría de llevarnos a Cristina y a mí Formentera. En otras ocasiones me levanto evocando películas cuyo recuerdo, aún entre sueños, ha comenzado a obsesionarme. Como casi siempre atesoro el título en cuestión, ese mismo día doy cuenta de él con la avidez debida. Lo importante es amar (1975), la obra maestra de Andrzej Zulawski, es una de esas cintas.

            La vi por primera vez en el verano de 1984, en una reposición de la que fue objeto en el cine Bellas Artes, para deleite de la cinefilia madrileña. Ya había descubierto al gran Zulawski, siempre tan dado a los amores tumultuosos en La posesión, estrenada en los Cines Luna en el 81. Y, ya en el año 87, en esas mismas salas precisamente, conocí a Zulawski. Es decir, a modo de saludo, intercambié con él una sonrisa. Yo entonces trabajaba en el gabinete de prensa del IMAGFIC, que organizaba allí las proyecciones, y un día, el gran Zulawski entró en nuestro despacho. Visitaba Madrid en calidad de invitado especial de aquel festival ya que no presentaba en él ninguna película. Le acompañaba su mujer de aquellos días, la maravillosa actriz Sophie Marceau. Las sonrisas, que también intercambié con ella a modo de saludo, cuentan entre los grandes placeres que me ha proporcionado la cinefilia. Aquella noche escribí por primera vez sobre el gran Zulawski.

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Publicado el 7 de mayo de 2013 a las 10:15.

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Celebración de Werner Herzog

Archivado en: Inéditos cine, sobre Werner Herzog

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            Descubrí el Nuevo Cine alemán de los años 70 con más entusiasmo que placer en los cinestudios que animaron la cartelera madrileña a finales de aquella década y en el circuito de la versión original, que prácticamente se reducía a los queridísimos -y naturalmente desaparecidos- Alphaville de la calle Martín de los Heros. No faltaba en tan grato panorama la siempre bienamada Filmoteca, que entonces empezaba a frecuentar.

            De entre los nuevos realizadores germanos proyectados en aquellas pantallas destacaba Wim Wenders, sumo sacerdote de aquella liturgia que fue para mí -para toda una generación de cinéfilos madrileños me atreveré a decir, empero mi sempiterno y exaltado individualismo- el descubrimiento del Nuevo Cine Alemán. Otorgué -¿otorgamos?- a Wenders aquella dignidad merced a cintas como Alicia en las ciudades (1973), En el curso del tiempo (1976) y El amigo americano (1977), que aún ahora sigo considerando -junto a Chinatown (Roman Polanski, 1974)-, lo mejor de ese renacer del relato criminal -que hago extensivo a la manida novela negra- del que ya estoy hasta las narices.

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Publicado el 7 de diciembre de 2012 a las 13:30.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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